Imagina esto: te despiden sin explicaciones, alguien comparte una foto tuya sin permiso, o sufres discriminación solo por ser quien eres. ¿Sabrías qué hacer? ¿Dónde denunciar? ¿Qué derecho te protege?
La verdad es que la mayoría de los jóvenes en México no lo sabe. Según el INEGI, solo 3 de cada 10 jóvenes entre 18 y 29 años conocen algo sobre la Constitución. Y no porque no les importe, sino porque nadie se los ha explicado bien.
Pero entender la ley no es solo para abogados. Es para quienes quieren vivir sin miedo, defender su identidad, levantar la voz… y ser escuchados. Hoy más que nunca, necesitamos juventudes que conozcan el poder que tienen en sus manos.
La ley está más cerca de lo que crees
La ley no vive en libros polvorientos ni solo en juzgados. Está en tu escuela, en tu trabajo, en tu celular, en tu manera de expresarte.
- Cuando peleas por una beca que no te dieron, es ley.
- Cuando te despiden sin contrato, es ley.
- Cuando alzas la voz en una marcha o publicas una denuncia en redes, también es ley.
Y sin embargo, ¿cuántos de nosotros hemos aprendido a usarla?
La ley también puede ser tuya
Quizá no quieras ser abogada o legislador, pero conocer la ley te da algo valioso: seguridad. Confianza. Poder.
Porque saber defenderte, saber acompañar a otros, saber cuándo algo es justo o no, cambia tu forma de vivir. Cambia el rumbo de tu vida. Y puede cambiar el rumbo de todo un país.
No necesitas tener todas las respuestas. Solo necesitas hacer una pregunta: “¿Qué derecho me protege en esto que me duele, me afecta, o me enoja?”
Y empezar a buscar. Porque sí hay respuestas. Y sí tienes derecho a conocerlas.
La ley también se siente
No memorices la Constitución. Vívela. Hazla tuya.
La ley no es perfecta, pero puede ser justa si la entendemos y la usamos bien.
Las juventudes tienen algo que nadie más tiene: tiempo, energía, rebeldía y esperanza. No las desperdiciemos en silencio. Aprendamos a usar la ley como se usa la voz: con fuerza, con verdad, con causa.
Porque cuando entiendes la ley, nadie te calla.