Diversos estudios científicos han demostrado que leer con regularidad ayuda a disminuir los niveles de estrés y contribuye a frenar el envejecimiento cognitivo, al mantener el cerebro activo y estimular la concentración, la memoria y la creatividad.
Investigaciones en neurociencia señalan que la lectura puede reducir el estrés hasta en un 60%, al disminuir la frecuencia cardiaca y relajar los músculos. Además, este hábito fortalece las conexiones neuronales, lo que ayuda a prevenir el deterioro mental asociado con la edad.
Especialistas destacan que dedicar al menos 20 minutos diarios a la lectura mejora el estado de ánimo, la calidad del sueño y la capacidad de atención, convirtiéndolo en una herramienta accesible para el bienestar emocional.
Libros, revistas o contenidos digitales pueden generar los mismos beneficios, siempre que la lectura sea constante y se practique en un entorno tranquilo.
La lectura no solo es una fuente de entretenimiento, sino también una estrategia sencilla y efectiva para cuidar la salud mental a lo largo de la vida.

