Ciudad de México, 25 de octubre de 2025. Las extensas temporadas de recolección de la flor de cempasúchil anticipan uno de los momentos más emblemáticos del calendario cultural mexicano: la celebración de Día de los Muertos. Detrás del colorido, existe una cadena productiva que articula tradición, economía y turismo.
El proceso y su importancia
- El 21 de octubre de 2025, campesinos en la capital mexicana iniciaron la cosecha de miles de hectáreas de cempasúchil, que serán utilizadas para decorar altares, calles, mercados y cementerios durante la celebración. english.news.cn
- Esta labor no sólo tiene un significado simbólico: cada año, el mercado de la flor, su producción y comercio anticipan la demanda cultural y turística que se activa en noviembre.
- En la Ciudad de México y otras entidades, los mercados de flores se llenan, los transportes se utilizan intensamente y los festivales vinculados comienzan a activar cadenas de valor locales.
Intersección entre tradición y economía
- La flor de cempasúchil adquiere un rol doble: símbolo cultural de memoria y pertenencia, y bien comercial que moviliza recursos agrícolas, logísticos y de venta al menudeo.
- Las comunidades rurales se ven beneficiadas —aunque también enfrentan retos de infraestructura, transporte y comercialización— porque la demanda antes de la festividad es alta.
- El turismo cultural en octubre y noviembre se ve impulsado por la tradición, lo que representa oportunidades para mercados locales, artesanos, floricultores y prestadores de servicios.
Relevancia para la identidad nacional
- El Día de los Muertos es una de las tradiciones más reconocidas internacionalmente de México, y la flor de cempasúchil funciona como un símbolo visual que conecta pasado, presente y futuro.
- La participación comunitaria, la producción local y la preservación de costumbres ofrecien una narrativa cultural robusta que fortalece el sentido de pertenencia.
- En un país que combina modernidad y arraigo, esta tradición juega un papel clave para mantener vivas las huellas de la historia, las creencias populares y el patrimonio intangible.
¿Qué observar en esta temporada?
- La capacidad de los productores de responder a la demanda, especialmente ante condiciones climáticas cambiantes o logística complicada.
- Cómo los mercados locales y los grandes centros urbanos gestionan la oferta, para que la flor llegue a precio razonable y en cantidad suficiente.
- Las implicaciones turísticas: la celebración del Día de los Muertos cada vez atrae más visitantes nacionales y extranjeros, y la flor es parte del espectáculo visual que vende el destino.
Lo que muchos ven como mero adorno es, en realidad, un nodo donde tradición, economía y turismo convergen. La recolección del cempasúchil retrata cómo una flor se transforma en puente entre la memoria cultural de México y su capacidad de activación económica. En esta temporada clave, atender tanto el valor simbólico como el comercial resulta esencial para que la tradición siga floreciendo —literal y figuradamente—.
